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El proceso de independencia esloveno, bajo la lupa en Cataluña

Liubliana –

Frecuentemente evocado en Barcelona como posible modelo de salida a la crisis en Cataluña, el proceso de independencia de Eslovenia en 1991, con la ayuda de una mediación de la Unión Europea (UE), se inscribía en el contexto particular del hundimiento del bloque comunista y en un marco constitucional diferente.

Un ‘dossier’ estudiado de cerca por el presidente separatista de esta región de España, Carles Puigdemont, quien viajó en el verano (boreal) de 1991 a Eslovenia para observar el proceso de independencia entonces en curso.

El hilo de los acontecimientos

Como República socialista integrada en la Federación yugoslava, Eslovenia organiza el 23 de diciembre de 1990 un referéndum de independecia después que Belgrado le hubiera negado una autonomía más amplia.

Autorizada por la Constitución yugoslava, la consulta cuenta con una tasa de participación del 95%, y el 88,2% de los electores optan por la independencia.

Tras nuevas negociaciones con Belgrado, el Parlamento esloveno echa las bases jurídicas de un nuevo Estado y, en concierto con la vecina Croacia, proclama unilateralmente la independencia el 25 de junio de 1991.

A continuación, enfrenta un conflicto armado de diez días con el ejército yugoslavo que provoca 62 muertos.

Como consecuencia de una mediación de la UE, un acuerdo se concluye el 7 de julio que pone fin a los combates, eso sí, a cambio de congelar durante tres meses el proceso de independencia.

El ejército federal se retira.

Al cumplirse este plazo, Eslovenia se vuelve una nación independiente, acuña su propia moneda, el tolar, y adopta su Constitución en diciembre.

Enredado en el conflicto armado con Croacia y muy debilitado económicamente, el poder yugoslavo de Slobodan Milosevic no reacciona.

Eslovenia es reconocida en los meses siguientes por la comunidad internacional.

Un contexto favorable

Para Dimitrij Rupel, el primer ministro de Relaciones Exteriores de la Eslovenia independiente, el país se benefició de varios factores favorables.

«Obtuvimos nuestra independencia sobre el final de la Guerra Fría, en medio de la Primavera europea y la crisis de los Estados yugoslavo y soviético.

Era un momento muy propicio para realizar tal cambio», destaca a la AFP.

Eslovenia, la república más rica de la exYugoslavia, ya había alcanzado antes de su independencia una amplia autonomía financiera y contaba con partidos políticos propios.

Además, tenía un ejecutivo fuerte, con «un gobierno completo, a excepción de los ministerios de Defensa y del Interior», señala.

Serbia, núcleo del poder yugoslavo, además no tenía intereses directos en Eslovenia, de la que además está separada geográficamente por Croacia.

¿Qué lecciones sacar?

Eslovenia supo proceder por etapas, subraya Rupel. Tras el referéndum, «esperamos seis meses antes de declarar nuestra independencia», y también Liubliana se adhirió a los tres meses de congelamiento del proceso, continúa.

Pero lo más determinante a su parecer fue la mediación europea y la moratoria obtenida por Bruselas.

Respecto a Cataluña, «la UE debería proponer un marco para el diálogo, en el cual Eslovenia podría contribuir con su experiencia», estima el diplomático.

El proceso de salida de la crisis podría también inspirarse en el ejemplo de Escocia, que como consecuencia de un referéndum en 1979 se benefició de una mayor autonomía en nombre del principio de subsidiariedad (esencial en la UE), según Rupel.

«Creo que debería lanzarse un proceso de modificación constitucional», confía, advirtiendo que el mismo «podría durar hasta un año».

Los ‘corazones eslovenos’

A pesar de su intención de no echar más leña al fuego y no querer desmarcarse del consenso europeo, Eslovenia, no obstante, sigue con empatía las veleidades catalanas de independencia, reconoció su presidente, Borut Pahor.

«Los eslovenos sabemos que adquirimos la independencia por medio de la autodeterminación.

Los otros pueblos también tienen ese derecho», declaró recientemente.

«Muchos, muchos corazones eslovenos baten por el pueblo catalán», agregó, llamando a una solución «pacífica y democrática».

Para Lojze Peterle, primer jefe de gobierno de la Eslovenia independiente, una diferencia importante debe ser subrayada: «nosotros queríamos desembarazarnos de un régimen no democrático, mientras que los catalanes viven en un Estado democrático, España». (I)

Fuente: eluniverso.com