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Visceral locura bélica en “Overlord”

Miami, Florida– Las mejores fusiones cinematográficas son aquellas que logran transformar fórmulas trilladas en algo nuevo.

El filme “Overlord”, producción de Paramount Pictures que estrena hoy en Puerto Rico, es un ejercicio fílmico ambicioso que trata de unir los códigos tradicionales de una película de guerra de la Segunda Guerra Mundial con la intensidad y violencia gráfica de un propuesta de horror moderno.

Lo primero que hay que saber de este experimento es que el director Julious Avery (“Son of a Gun”) no conoce el significado de la palabra sutileza. Como resultado, el filme nunca deja de ser una experiencia entretenida y visceral diseñada para tener al espectador con los nervios de punta.

Las bombas explotan con toda la fuerza de tres secuelas producidas por Michael Bay (“Transformers”, “Bad Boys”) y ningún momento de violencia aparenta ser lo suficientemente gráfico.

Con este estilo y un concepto central efectivo, la producción tiene los recursos para ser un filme memorable.

Aún así y a pesar de que los niveles de entretenimiento nunca disminuyen en ningún momento, a nivel artístico el filme se queda corto.

Esto se debe en gran parte al guion de Billy Ray y Mark L. Smith.

El hecho de que su libreto se conforme con darnos la versión superficial de los personajes principales es un mal común en muchas ofertas comerciales de Hollywood y una debilidad que el elenco de actores jóvenes de este filme, que incluye a Jovan Adepo, Wyatt Russell y John Margaro, no pueden remediar

. Más problemático aún es que el guion nunca encuentra la forma de entregarse de lleno a la transformación de filme de guerra a película de horror.

Hay una sola secuencia que es el equivalente al momento donde el protagonista de un filme de horror descubre el monstruo que estará encarando.

Tras esto, el filme nunca se entrega a la idea de tratar de generar suspenso.

Tanto el guion como el director están mucho más interesados en intentar realizar un despliegue de sus efectos especiales con momentos de violencia gráfica.

La trama va directo al grano y arranca presentando al personaje de Boyce (Adepo), un soldado afroamericano que es parte de una misión suicida para destruir una antena alemana que permitirá comunicación crucial entre los aliados para organizar ataques aéreos cruciales para ganar la guerra contra los nazis.

La primera secuencia del filme demuestra que el director va en busca de la violencia explosiva de la primera secuencia de “Saving Private Ryan” sin ninguna profundidad artística.

Esto se manifiesta en un bombardeo inesperado al avión que lleva al batallón del protagonista.

Mientras los sobrevivientes de este ataque tratan de cumplir con su misión, una parada inesperada en una aldea francesa lleva a Boyce a descubrir que los experimentos nazis para crear supersoldados son realidad.

A partir de este momento, la expectativa es que la trama permita que la película de guerra se transforme a ser una película de horror, pero esto nunca sucede por completo.

El libreto se conforma con pedir prestado elementos del género de horror que le dan la oportunidad al director de resaltar lo grotesco.

A eso se le suma un clímax, con dos personajes “transformados” con poderes especiales, mucho más apropiado y típico a una secuela de “Captain America” clasificada R.

Dado el nivel de talento de este director y la originalidad de la fusión propuesta, por más intensa y entretenida que sea “Overlord”, el filme comoquiera registra como una oportunidad perdida para hacer algo nuevo.

Fuente: elnuevodia.com