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Galápagos crisis y realidad provocada por el COVID-19

Los negocios que antes estaban copados de turistas solo tienen unos cuantos clientes.

Un grupo de jóvenes conversando sentados en la plaza principal de la ciudad y algunos taxis rompen el silencio poco habitual.

Esta es la realidad de Galápagos provocada por la pandemia. Guías y prestadores de servicios turísticos sin empleo. Restaurantes sin comensales.

En el muelle, docenas de embarcaciones están atracadas esperando a que llegue algún visitante para poder partir.

El sonido de una pequeña fibra llama la atención de las pocas personas que están en el sitio.

María Ruíz era una de las pasajeras. Cuenta que se animó a ir al archipiélago para olvidar los meses negros de marzo y abril. Ella es de Guayaquil.

Aunque entiende que los controles de bioseguridad deben ser estrictos por el «bien de todos».

Ya en el archipiélago disfrutó de las maravillas. Los lobos en el muelle, snorkel con tiburones y las hermosas playas.

Se siente “orgullosa” de haber contribuido “en algo” con la economía de los isleños.

 

Población lucha por sobrevivir:

 

Andrés Vergara guía naturalista en Santa Cruz. Luego de ocho meses recién pudo acompañar a un grupo de periodistas

que hicieron snorkel en isla Santa Fe, la semana pasada.

Siete días antes pudo “guiar” a otro grupo de visitantes en una actividad específica.

Son los únicos trabajos que ha realizado en su rama durante la pandemia.

Antes del virus hacía al año entre 12 a 15 excursiones de más de una semana de duración.

Relata que estos meses han sido duros y que lo único que toca es “sobrevivir”.

Carlos empezó a vender desayunos junto a su esposa, ya que en el hotel donde trabajaba no recibe turistas “durante meses”.

Se levanta muy temprano todos los días para ayudar a cocinar.

Luisa. Su negocio de víveres reporta bajas ventas, ella vendía un promedio de entre $150 y $200 diarios el año pasado

pero actualmente solo llega a $60 y solo “un par de días” a la semana.

Un destino seguro para viajar:

 

Carlos, Andrés y Luisa invitan a los turistas nacionales y extranjeros a visitar las islas, ya que su economía depende mucho de ellos.

Afirman que el archipiélago es un lugar seguro donde el COVID-19 se ha controlado de forma «eficiente».

Norman Wray esta de acuerdo con las normas de bioaseguridad presidente del Consejo de Gobierno de Galápagos.

 

Impacto económico aumenta presión a recursos naturales:

 

En el mes de julio llegaron 435 personas a las islas, cifra que se lograba en un solo día antes de la pandemia.

Wray manifesto que la cantidad ha ido en aumento y en octubre se registraron más de 3.000 visitantes. el 85 % de los habitantes depende del turismo.

A diferencia de otros años, en los últimos meses más han llegado turistas nacionales, resalto que Galápagos es un destino seguro.

Sin embargo, entiende el miedo de viajar de las personas, especialmente de las que viven en países de origen muy afectados por el virus. (I)

 

Fuente: evafm.net