DEPORTES INTERNACIONALES

Sergio Ramos y Carvajal Superhéroes con ADN blanco

El Marid no juega finales, el Madrid las gana». El ADN blanco, esa resistencia a la derrota que se ha ido forjando durante décadas, tiene ya una versión 2.0 más que probada. Ayer, en Trondheim, la personificaron Sergio Ramos y Dani Carvajal. El capitán y el chico modelo de la cantera. Seguramente, en ambos casos, no por casualidad.

Primero apareció Sergio. El Sevilla había logrado dar la vuelta al golazo de Asensio con un remate de Franco Vázquez y un penalti convertido por Konoplyanka. Se lo señalaron al capitán blanco por una acción discutible sobre Vitolo. El caso es que el Madrid estaba contra las cuerdas. Como hace dos años en Lisboa. Y que Ramos acudió al rescate de su equipo para ponerlo en la senda de un nuevo título.

Estaba jugando ya prácticamente de delantero. Zidane ordenó una línea de tres y liberó al sevillano, que se lanzó con todo al ataque. Porque, pese a ser central, tiene alma de delantero. Tuvo las mejores ocasiones de los blancos. Pero tuvo que ser en la última. En el minuto 93. Como en Da Luz. El centro de Lucas Vázquez se la puso para empujar a la cabeza más idolatrada por el madridismo desde los tiempos de Santillana. Otro gol de Ramos en una final. Como en Milán, en la Undécima. Como en el Mundial de Clubes de hace dos años. Y, claro, como en Lisboa.

El primer paso

Pero el gol de Ramos fue sólo el primer paso de una final que aún estaba por decidirse. Y esta vez el papel de superhéroe se lo repartió el camero con Dani Carvajal, que firmó, a dos minutos del final de la prórroga, una eslálom por banda derecha con tiro colocado con el exterior pleno de potencia, garra, determinación y clase. Dani, que no se prodiga tanto como Ramos en partidos decisivos, quedaba oficialmente nominado a héroe del madridismo.

Si Ramos representa la raza, el espíritu irreductible asociado desde tiempo inmemorial a la camiseta blanca, Carvajal conecta con las esencias de la cantera. De la cantera moderna, la de Valdebebas, cuya primera piedra colocó junto al presidente de honor, Alfredo Di Stéfano, un Dani Cavajal por entonces rubio, con el pelo largo y expresión tímida. Fue elegido entre todos los canteranos por encarnar los valores que el club ha ido cultivando durante generaciones. Uno de ellos es luchar hasta el final. Justo lo que hizo ayer Dani. Agarrar un balón después de dos horas de juego -en plena pretemporada- y lanzarse a la conquista de su sueño. Su arrojo, junto con otro gol milagroso de Ramos, dieron al Madrid su tercera Supercopa de Europa, el primer título de un curso que los blancos arrancan con el pie derecho.

Territorio Madrid

Los dos goles, el de Ramos y el de Carvajal, llegaron en territorio Madrid, esa franja final de los partidos, en la frontera que separa la victoria de la derrota, en la que los blancos han forjado buena parte de su leyenda.

Porque en el Madrid hablar de «luchar hasta el final» no es un lugar común, uno de esos tópicos que tanto abundan en el mundo del fútbol, Forma parte del código genético del club, del escudo mismo. El Madrid puede jugar mejor o peor, pero al final siempre agarra una. Ayer, como tantas veces, volvió a suceder. Y valió un título. Los goles de Ramos y Carvajal, los superhéroes blancos, volvieron a obrar un nuevo milagro.

 

FUENTE: marca.com