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Un nuevo escándalo sacude a los Carabineros chilenos

Durante los meses de protestas masivas en Chile, un hombre comenzó a ganarse la confianza de los vecinos

e integrantes de organizaciones territoriales de la comuna de Peñalolén, un municipio que forma parte de la región metropolitana de Santiago.

El hombre se mostraba amable, colaborando con entusiasmo en la preparación de ollas comunes y el reparto de mercadería entre los más necesitados de la localidad.

También fue, según quienes lo conocieron, un activo incitador a enfrentarse»con los pacos», término peyorativo usado en el país para referirse a las fuerzas de seguridad.

Contaba que había integrado “la primera línea”.

Es decir, que integraba los grupos que asisten a la mayoría de las manifestaciones y, en muchas de ellas, se enfrentan a la policía abastecidos de piedras

y bombas incendiarias artesanales.

Sin embargo, el jueves los residentes de Peñalolén se vieron sorprendidos luego de que su “combativo vecino” apareciera en un programa de televisión y

al aparecer su nombre, este no correspondiera al que les había dado.

No obstante, el estupor fue aún mayor cuando indicara que era un cabo de Carabineros.

Los residentes comunicaron la información al Centro de Investigación Periodística (CIPER), que ha denunciado de manera constante irregularidades en la criticada institución.

En un informe, el medio indicó que se reservaría la verdadera identidad del policía.

Pero no el nombre con el cual se presentó delante de los vecinos: Giovany Arévalo Álvarez.

En distintos testimonios, quienes lo conocieron bajo su alias indicaron  que una de las cosas que más llamaba la atención eran

sus constantes deseos de planificar ataques contra la policía, desarrollando planes y fórmulas para “sorprenderlos desprevenidos».

Numerosas pruebas de las intervenciones del Carabinero en su rol de infiltrado quedaron registradas en los grupos de WhatsApp de las organizaciones en las que había logrado ingresar.

Supuestamente provenía de Antofagasta y, por su participación en desórdenes del estallido social en la ciudad, conocía distintas tácticas para llevar a cabo ataques contra los uniformados. Uno de sus planes más atrevidos fue la realización de un ataque sorpresa a la subcomisaría de la Población Lo Hermida, en Peñalolén. (I)

 

Pantallazo de WhatsApp con foto compartida por el agente encubierto al grupo de la organización social que intervino

 

 

 

Fuente: evafm.net