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Juicio a Correa: siga nomás, dice el Pleno

Rafael Correa irá a juicio penal y la Asamblea no tiene nada que ver con el asunto.

El pedido de autorización para vincularlo al caso Balda, enviado al Legislativo por la jueza Daniella Camacho, de la Corte Nacional, fue declarado improcedente por el Pleno y devuelto a su remitente: la Asamblea no tiene por qué autorizar o desautorizar el enjuiciamiento de un exfuncionario.

En otras palabras: siga nomás. Así se decidió en una sesión tan corta como confusa: 25 minutos de sorpresas, gritos, barras y escenas de histeria colectiva.

Pero antes, batalla campal en la esquina de 6 de Diciembre y Juan Montalvo.

Porque mientras en Moscú Rafael Correa disfruta de la inauguración del Mundial de fútbol, en Quito hay quienes se juegan el físico por él.

En la manifestación de no más de 200 correístas que la policía mantiene a raya a una cuadra de la entrada de la sede legislativa, un grupo de asambleístas toma el liderazgo y forcejea al frente mientras el exministro Ricardo Patiño empuja desde atrás.

Gabriela Rivadeneira se lanza con la enjundia de una Juana de Arco otavaleña (la filmaron) y reparte puñetazos entre los uniformados.

Termina siendo la más afectada por el chorro de gas lacrimógeno que surge desde atrás de los escudos. En llanto es conducida hasta el interior del edificio donde, al parecer, busca alivio echándose agua y empeora todavía más las cosas: se ve que en manifestaciones callejeras carece de experiencia. Termina con la cara hinchada y roja. Antes de la sesión, el bloque entero grita su indignación en una rueda de prensa: tras diez años en el gobierno acaban de descubrir lo que hace la policía.

Cuatro y veinte de la tarde: el Pleno se instala con 120 asambleístas presentes. No están preparados los correístas para lo que se les viene.

El caso es que, minutos antes de empezar la sesión, la presidenta Elizabeth Cabezas se entera de que alguien, en algún juzgado de Junín, provincia de Manabí, ha presentado una acción de protección con medidas cautelares para que se impida sesionar a la Asamblea.

Eso y el alboroto callejero la convencen de tomar la vía más expeditiva. Arranca la sesión cediendo la palabra a Fernando Burbano (Juntos Podemos), quien la víspera quiso presentar una moción para devolver por improcedente el pedido de la jueza Camacho.

En esa ocasión no le dejaron. Ahora, lo hace libremente.

“¿Tiene apoyo la moción?”, pregunta la presidenta. Ochenta manos se levantan al unísono: ¡Chaj! “Tome votación”.

Los correístas se ponen de pie: “¡Debatedebate!”, gritan. Noventa y ocho asambleístas se registran para votar.

Para cuando GabrielaRivadeneira, enrojecida y carrasposa, grita “¡Apelo a la presidencia!”, ya es demasiado tarde: un proceso de votación no se puede interrumpir una vez iniciado. Corren los correístas al estrado de la Presidencia.

Continúa la secretaria, impertérrita, el proceso. Votan los que permanecen en sus escaños: 83 por el Sí, 2 por el No, 13 abstenciones.

Se aprueba la moción. Escándalo, ovaciones, bandera tricolor, euforia. Entre el alboroto, Fabricio Villamar (CREO) propone reconsiderar la votación, una triquiñuela parlamentaria para dejar amarrados con doble nudo los asuntos y no puedan ser votados nuevamente. Parecido resultado. Se clausura la sesión.

Los correístas no lo pueden creer. Eso de ser minoría no va con ellos. Se reúnen en su sector del hemiciclo y salen juntos y disciplinados a enfrentar a la prensa.

Habla Gabriela Rivadeneira. Los gases lacrimógenos, el agua y la derrota han convertido su rostro en el de una plañidera.

“¡Vamos a pedir la absoluta nulidad de la sesión!”, grita enronquecida. Según ella, se debió dar paso a la apelación de la presidencia y se debió debatir el pedido de la jueza.

Ya salen los correístas al grito de “¡Rafael, Rafael!” a fundirse en un abrazo con las masas que los esperan en la esquina.

Llueven huevos sobre los periodistas. Llueven insultos. Cae el telón.

Arellano se desentiende

El exministro coordinador de Seguridad, Homero Arellano, confirmó la cadena de mando que existió para el secuestro del político Fernando Balda.

Lo aseguró el propio Balda, quien asistió a la versión sin juramento que rindió Arellano mediante videoconferencia desde Estados Unidos.

Según el político que fue secuestrado en Bogotá, Colombia, en agosto de 2012, el testimonio del actual embajador en Chile es un elemento más que sirve para la vinculación del expresidente Rafael Correa al caso que investiga la Fiscalía. Según Balda, el exministro aseguró que él se encargaba de temas administrativos, de agendas, no de disposiciones técnicas ni operativas. Además habría añadido en su versión que Correa era quien ordenaba y en la cadena de mando estaba sobre el secretario de Inteligencia y el ministro del Interior. Hoy ampliará su versión el exministro José SerranoMCV

Fuente: expreso.ec