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Nicolás Maduro, el sobreviviente que se aferra al poder

Muchos apostaban a que caería. Pero Nicolás Maduro, protagonista de la peor crisis de Venezuela en su historia moderna, demostró estar dispuesto a todo para perpetuarse.

Corpulento ex chófer de autobús de 56 años de edad, con negro bigote, comenzará este jueves un segundo período de seis años desconocido por la oposición, Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos.

Promete que ahora sí habrá prosperidad, pese a que durante su gobierno, iniciado en 2013, el tamaño de la economía se redujo a la mitad. Ex sindicalista, Maduro recibió el peso de reemplazar a un Hugo Chávez (1999-2013) que se mostraba «insustituible» y, en principio, proyectó baja autoestima, dijo el politólogo Luis Salamanca.

«Ese Maduro ya no existe. Chávez es un recuerdo lejano», sostuvo. 

«Sobrevive gracias a su autoritarismo. Cambió las reglas para no enfrentarse en una contienda electoral democrática porque sabe que perdería», opinó Salamanca.

Sus adversarios lo acusan de destruir la Constitución y la economía y de ser un «dictador» sostenido por los militares.

«Me resbala que digan que soy un dictador», afirmó Maduro, quien el 4 de agosto del año 2018 denunció un intento de asesinato de opositores luego de que dos drones con explosivos estallaran cerca de una tarima donde encabezaba una parada militar.

Constantemente denuncia planes golpistas y se dice víctima de una «guerra económica» de Estados Unidos y la oposición, a los que culpa de la falta de alimentos y la inflación, proyectada por el FMI en 10.000.000% para 2019.

«Ni con votos ni con balas»

Maduro ganó la presidencia por muy poco, en abril de 2013, frente a Henrique Capriles. Dos años después sufrió un revés cuando la oposición arrasó en las parlamentarias.

«Ni con votos ni con balas volverán a Miraflores; no nos ganarán más nunca una elección», advirtió desde entonces.

Con influencia en todos los poderes del Estado, logró que la justicia anulara al Parlamento al declararlo en desacato, bloqueara un referendo revocatorio y encarcelara o inhabilitara a adversarios.

Desde agosto de 2017 gobierna con una asamblea constituyente de poder absoluto que sustituyó en la práctica al Legislativo, adelantó las presidenciales para el 20 de mayo pasado y cambió las reglas electorales.

Aduciendo que era un proceso fraudulento, los principales partidos opositores se marginaron, dejando el camino libre para que Maduro triunfara con 68% de los votos y la mayor abstención en seis décadas.

«Hace cinco años yo era un novato. Hoy soy un Maduro de pie, experimentado con la batalla. Aquí estoy: más fuerte que nunca», se ha descrito. Chávez, a quien conoció en 1993, lo consideraba un «revolucionario»; pero opositores y ex camaradas lo acusan de enriquecer a empresarios amigos y a la cúpula militar.

«Ha sabido aprovechar los errores de unos y otros, anulando a adversarios dentro y fuera del chavismo», dijo Andrés Cañizalez, investigador en comunicación política.