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Un peregrinar por las medicinas

Hay quienes han llegado hasta los juzgados para conseguir que les entreguen sus medicamentos, otros han hecho colectas para seguir el tratamiento y están también los que no pudieron esperar más.

Cuando un paciente recibe la respuesta de que la medicina que necesita no está en el Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos, lo que se viene puede ser tanto o más duro que la enfermedad. Empieza un peregrinar para conseguir el fármaco.

Médicos y pacientes los solicitan, por trámites administrativos los unos, y legales los otros. Son procesos largos (ver infografía).

“Nos contestan nueve o diez meses después, cuando ya el paciente murió”, dice el doctor Guillermo Paulson, miembro del Consejo Hospitalario de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer (Solca) en Guayaquil y del Consejo Directivo Nacional. Además, luego de adjuntar la documentación sobre la evidencia científica y necesidades de los fármacos, la mayoría de las veces la respuesta de las autoridades de Salud es negativa, asegura.

Y para el paciente, es complicado solventar un tratamiento que va de unos 5.000 a 20.000 dólares al mes.

Cada vez que una persona necesita una medicina que no está en el cuadro, los hospitales deben hacer otro trámite.

Para evitar ese proceso, las instituciones presentaron un listado de las moléculas que requieren que se incluyan para poder tener carta abierta para adquirirlas.

La lista bordeó las 80 moléculas y de esas, luego del análisis, la Comisión Nacional de Medicamentos e Insumos (Conamei) aprobó unas 50.

Pero cuando ya todo parecía estar listo, el Consejo Nacional de Salud (Conasa) decidió a finales de julio pedir una nueva revisión, que no se sabe cuánto tardará.

Mientras tanto, esa procesión por los medicamentos sigue y se vive en todas las especialidades. El doctor Washington Ladines, presidente del Colegio de Médicos del Guayas, pone de ejemplo a su rama: la hematología.

“Atendemos a pacientes con enfermedades catastróficas como leucemia y mieloma, que es un cáncer a la médula, o como linfoma, que es un cáncer a los ganglios, y que de repente inician su tratamiento, pero se quedan a la mitad por falta de medicamentos”, indica el profesional.

Pide que en la lista se incluya al Nilotinib, para personas que padecen de leucemia mieloide crónica.

“Hace unos 20 años para ellos no había cura, pero ahora con este tipo de medicamentos se logra que el paciente esté libre de la enfermedad”, explica este profesional, quien asegura que en el hospital Teodoro Maldonado Carbo se atiende a unas 120 personas con este mal (seguir el tratamiento de forma privada implica unos 60.000 dólares anuales por persona).

Hay otro grupo de pacientes, aproximadamente 80, con mieloma múltiple, que esperan que se ingrese al cuadro a la Lenalidomida y a la Bortezomib, que puede costar a cada paciente más de 10.000 dólares mensuales.

“Son medicamentos caros, pero hasta el momento no hay otra medicina de reemplazo”, asegura.

El médico endocrinólogo Francisco Vera está preocupado porque no se conoce si se aprobarán los análogos de la insulina para las personas con diabetes, ni los de la Somatostatina para el tratamiento de la acromegalia (enfermedad rara, causada por una secreción excesiva de la hormona del crecimiento).

Tener el visto bueno del ministerio para hacer la compra de los fármacos que no están en ese listado, además de llevar meses, implica un trámite complejo que incluye adjuntar cientos de hojas con estudios epidemiológicos que garanticen que ese medicamento va a ser la solución, indica.

Grupos de pacientes como Esperanza y Vida (que aglutina a personas con cáncer) y Caminando Hacia la Luz (de enfermos renales) aseguran que esta espera es desesperante.

Han acudido también a la Defensoría del Pueblo, pero en estos casos la solución no llega con la rapidez que necesitan.

Así, después de varios meses y apelaciones, 13 pacientes con mielofibrosis obtuvieron por la vía judicial la orden para que se les entregue el Ruxolitinib; un niño con linfoma Hodking de celularidad mixta y alto riesgo pudo tener acceso al Brentuximab vedotina o Adcetris; y una mujer con cáncer de pulmón logró recibir el Erlotinib. Se trata de casos puntuales.

Y aunque en enero de este año un acuerdo ministerial parece acortar los plazos, los consultados dicen que la espera aún es larga.

“La emisión (del nuevo cuadro) está dentro de plazos aceptables”

La última vez que se publicó el Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos fue hace cinco años.

Y aunque miembros de la Federación Médica Ecuatoriana y de los propios Conamei y Conasa han indicado que lo ideal sería actualizarlo cada dos años, el Ministerio de Salud asegura que la nueva emisión “está dentro de plazos aceptables”.

En respuesta a EXPRESO, esta cartera de Estado indicó que desde que comenzó a emitirse, hace tres décadas, el cuadro se ha actualizado cada 3 a 5 años y que era la anterior política de medicamentos la que pedía hacerlo en plazos no menores a dos años.

Consultados sobre si el pedido de una nueva revisión a los fármacos que iban a ingresar al listado responde a la falta de recursos, como aseguraron gremios médicos, indicaron que lo que se busca es que la inversión de recursos públicos represente un real aporte para el bienestar del paciente.

El pedido de revisión debe ser pormenorizado, según se señaló en la sesión del Conasa del pasado 26 de julio.

Se conoció que muchos de estos fármacos que van a la nueva evaluación son para el tratamiento del cáncer.

El año pasado, el ministerio asignó un presupuesto de 123’506,201,04 dólares para la compra de medicamentos, tanto los que constan dentro del cuadro nacional vigente, como aquellos cuya compra se autorizó por excepción.

Fuente: expreso.ec