FARANDULA ECUATORIANAGENERAL

Karen Minda se muestra en “Body Paint”

El cuerpo de Karen Minda le temblaba, más por los nervios que por el frío que le provocaban los pincelazos de pintura sobre su piel.

Era octubre de 2006 y había decidido, a través del arte del body paint (cuerpo pintado), reclamar por los derechos sexuales femeninos.

Sin embargo, cuando llegó a la avenida 9 de Octubre, en el centro de Guayaquil y se quitó la chaqueta jean que cubría el arte abstracto que le pintaron sobre sus senos, no podía creer que los transeúntes empezarían a gritarle: “¡Está desnuda, está desnuda”.

“En ese tiempo, nadie entendía este arte. Solo veían un cuerpo desnudo y no miraban lo que estaba dibujado sobre la piel”, recordó la vedete mientras el artista plástico Julio Salazar Andrade dibujaba trazos de témperas en su pecho para convertirla en la ‘Diosa del Sol’ antes de su sesión de fotos para EXTRA ayer.

A pesar de que sabía que lo que haría iba a provocar admiración, no pensó que la conmoción sería tal, y sobre todo, se lamenta que el hecho se lo recuerde como “la mujer que salió desnuda a la 9 de Octubre”.

“Incluso hasta ahora, se recuerda a Karen Minda por eso. Jamás dijeron que salí en body paint, nunca se lo nombró.

Tampoco se habló del motivo por el cual salí a protestar”, dijo.

A casi 12 años del hecho que la catapultó a la fama, la también modelo se alegra de que el arte del body paint se haya difundido y ya no lo vean como algo inmoral o exhibicionismo.

Lo que más recuerda de aquel día fue ver a más de 100 policías rodeándola, a gente tratando de cubrirla con sábanas blancas y hasta a personas mayores cogiendo periódicos para rodearla con ellos.

Tampoco faltaron los ‘manos largas’ que trataron de tocarla, pero asegura que actualmente nota mucho más respeto y admiración por las personas que se dedican a pintar pieles.

Karen confesó que, a pesar de que ahora ya no le tiembla el cuerpo de los nervios, luego de aquel episodio de 2006, pasó encerrada en su casa durante una semana, porque “lo que viví fue ‘heavy’ (pesado)”, dice con los brazos extendidos mientras decoran su torso.

En ese tiempo, los compañeros de estudios de su esposo Daniel fueron los que la pintaron, porque no había artistas plásticos especializados en esta rama y hasta él ‘metió mano’ para dar los últimos toques. “No había artistas que se dedicaban a pintar el cuerpo en Ecuador. Fue improvisado”, precisó.

Para Julio, quien ha decorado el cuerpo de Minda en tres ocasiones, pintarla es un honor por lo que representó para el arte de body paint en el Puerto Principal.

Karen está convencida de ello y no se arrepiente de lo que hizo, aunque tuvieron que pasar cinco años para volver a ser el lienzo de otro artista.

Mientras observa cómo Julio define las últimas líneas verdes y doradas sobre sus pezones, se pierde entre los flashes, micrófonos, cámaras y grabadoras que la ‘persiguieron’ luego de aquella fecha que la marcó.

A pesar de que se sintió “sola contra el mundo” bajo esa capa de témperas negras, rojas y blancas, cuando una avalancha de gente la señalaba con el dedo, ahora está orgullosa de poder salir con su cuerpo pintado, para promover el arte y sin que la tapen con sábanas o periódicos.

 

Fuente: fuull.ec – Diario Extra