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Martes 13 para Espín y Vallejo

Se fueron ambas. El Pleno de la Asamblea consiguió los votos para destituir a la correísta Sofía Espín y a la oficialista Norma Vallejo.

No fue fácil: hubo que apretar algunas tuercas, sobre todo en los bloques de CREO y Alianza PAIS, donde los rabos de paja de los involucrados en denuncias de cobro de diezmos volvían la situación impredecible y volátil. Finalmente, CREO mantuvo la disciplina.

En cuanto al oficialismo, las ausencias y abstenciones de lo que ya se conoce en estos lares como “el minibloque de José Serrano” no alcanzaron a virar la tortilla.

Por la mañana todo era aún incierto. Cabezas dio una rueda de prensa que pareció un mensaje cifrado: convocó a los periodistas para pedirles que vigilaran la votación, quiénes se abstienen y quiénes faltan. ¿Cómo votará su bloque?, le preguntaron.

“No puedo responsabilizarme de la ética con que voten los 137 asambleístas”, respondió.

El caso es que las ausencias y las abstenciones corrieron por cuenta de los suyos, al menos en la votación sobre el caso Vallejo.

Un oportuno tuit de Lenín Moreno (“en las decisiones que tomen hoy se demostrará si tienen o no la voluntad de combatir la corrupción”, decía) evitó que las cosas fueran a peor.

Ya en la sesión, el bloque de CREO (de cuyas filas surgieron las denuncias contra ambas legisladoras) enmendó los errores del pasado.

Fue uno de los suyos, Fernando Flores, quien en la sesión pasada había propuesto un sistema de votación que complicó las cosas.

Por su iniciativa, el Pleno decidió que fueran necesarios dos tercios de los votos (es decir, 91) para destituir a las asambleístas.

Ahora, amenazado con el ostracismo, el mismo Flores pidió reconsiderar lo resuelto. Así se hizo.

Siguió una nueva moción para reemplazar ese sistema por el de la mayoría absoluta, es decir, que solo se necesitaran 70 votos.

Escándalo en el ala correísta, cuyos integrantes se pusieron a gritar con grandes aspavientos.

Pidieron intervenir, cosa improcedente, pues ya la votación estaba en marcha.

En medio del bullicio, la voz de Gabriela Rivadeneira sonó clara y distinta: “¡Apelo a la presidencia!”.

Cabezas dio paso al pedido solo después de tomar votación y aprobar el nuevo sistema de mayoría absoluta.

Luego habló Rivadeneira: “Desen tiempo (sic) para leer la ley”, clamó. Pero la aplanadora ya estaba en marcha.

Perdió la apelación. Siguieron momentos confusos en los que Sofía Espín fue víctima de un ataque de nervios, hizo un berrinche, se fue, salieron los suyos en su búsqueda, la trajeron, se volvió a ir… Se le borró la sonrisa que con esfuerzo y harto control escénico mantuvo desde el inicio del caso.

Ahora lucía descompuesta. Todo su bloque lo estaba.

Poco de nuevo hubo en la continuación del debate sobre su caso.

Espín repitió sus argumentos, centrados más en las fallas del procedimiento que en la proclamación de su inocencia, tiró un poco de lodo con ventilador y amenazó al Pleno con el cuco del principio de repetición: algún día la pagarán.

Nada que hacer, la votación en su contra fue contundente: 94 asambleístas por la destitución.

Hasta con el sistema de Fernando Flores habría perdido. En señal de protesta ante lo inaudito, todos los correístas abandonaron la sala.

Llegado el turno de Norma Vallejo, el Pleno volvió a estremecerse con las bochornosas perlas de la grabación que la inculpa, a las que se sumaron segmentos de vídeo en los cuales aparecen sus exasesores relatando toda la pornografía del caso, los detalles más abyectos de la extorsión.

Ella dijo que nada se había probado en su contra y lanzó sinuosas acusaciones contra Ana Galarza, integrante de la comisión que la encontró culpable.

A su turno, Galarza la arrastró por el piso del hemiciclo, hasta imitándola.

Votación final: 89 por la destitución. Ella trató de mantener la compostura.

Para que todo sea perfecto, en la puerta de salida la esperaban las chicas de ‘En Corto’.

Serrano tiene agenda propia

José Serrano casi nunca está. Vino para afinar su estrategia. Durante horas conversa con los suyos, sobre todo Esteban Albornoz y, sospechosamente, NormaVallejo.

Sabido como pocos, se tapa la boca para que no lean sus labios.

Él y Albornoz se ausentarán a la hora de votar. Otros allegados, como Silvia Salgado, se abstendrán.

Fuente: expreso.ec