River le gana una final a Boca 42 años después y es campeón de la Supercopa
Sin embargo, el orgullo herido de los de Gallardo, especialistas en los ‘mata mata’, fue suficiente para conseguir la ventaja parcial. Un centro perdido quedó en los pies de Ignacio Fernández, uno de los mejores del conjunto millonario, y en lugar de mandar el centro, combinó con el Pity Martínez que le devolvió el balón para que remate, pero fue trancado por Cardona y el árbitro cobró penal. A los 18 minutos, Martínez lo cambió por gol y River se puso en ventaja. A partir de allí, comenzó otro partido. Un partido en el que Boca no pudo salir del aburguesamiento con el que entró en el campo y sus líneas quedaron desconectadas, como la mayoría de los móviles presentes en el estadio, a pesar del anunciado debut del «anillo digital» con wifi gratis para todos, y que fue para nadie.
Boca salió a buscar el empate en el segundo tiempo pero se encontró con una muralla digna de un sueño de Donald Trump. A poco más de tres meses de llegar a River, Franco Armani tuvo su noche consagratoria. El portero tuvo al menos cuatro intervenciones que eran seguras caídas, y que resolvió con personalidad, sobre todo en una doble tapada ante Fabra y Nández que terminó con una contra letal manejada por la otra figura del encuentro, Ignacio Fernández, y el gol de otro Ignacio, Scocco, para poner el 2 a 0.
Los 15 minutos restantes estuvieron marcados por un dominio de pelota de Boca, que, aún sin ideas, inquietó a una defensa de River decidida a vender cara la derrota (o el empate). Boca careció de juego asociado y mostró una vez más falta de carácter en partidos por eliminación directa. Esta vez no hubo gol fantasma, como en 1976, y el propio River supo dominar a sus fantasmas.
Lo ganó River porque Boca entró a jugar el partido como si se tratara de la Superliga.
Como si a un equipo con otro los separaran los 23 puntos que se imponen en el fútbol dominguero.
Entonces, sus creativos -Cardona, Tevez y Pablo Pérez- se perdieron en un toqueteo intrascendente para que a los delanteros apenas les llegue la pelota.
Fue Pavón, en el sector izquierdo el que intentó fabricarse sus propias jugadas de ataque, pero se impuso con un viejo gladiador -y exBoca- Jonatan Maidana, que esta vez sí supo trabajar en equipo con su joven ladero, el pibe Gonzalo Montiel.
Lo ganó River porque tuvo más hambre o, mejor dicho, mayor vergüenza deportiva.
Se puede creer que los de Gallardo también salieron a jugarlo a sabiendas de esos 23 puntos que los dividen, pero también confiando en que una victoria en este partido podría callar a propios y extraños y, por que no, servir de base para comenzar una nueva etapa de cara a la Copa Libertadores que está en juego.
Entonces, cada pelota dividida fue de Ponzio o Enzo Pérez, cada envío aéreo encontró la cabeza de Maidana o Pinola, y el toqueteo entre Ignacio Fernández, Enzo Pérez y el Pity Martínez, fue productivo.
Lo ganó River por Rodrigo Mora. Un jugador al que todos creían retirado luego de una enfermedad que lo mantuvo casi un año marginado de las canchas, pero que volvió para demostrar que todavía le queda hilo en el carretel y, por sobre todo, mucho corazón.
Por eso lo ganó River, porque tuvo más corazón que su rival. Un componente fundamental a la hora de jugar finales.
Es así como River se toma revancha, 42 años después, y le gana a Boca una final para consagrarse Supercampeón.
Fuente: elpais.com – youtube.com