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Testigos cuentan cómo se vivió el retorno a la democracia en Ecuador

Hace cuarenta años, cuando Ecuador dejó atrás una década de  dictaduras  y volvió a tomar el mando  un presidente electo en las urnas,  la aspiración  fue ir a una democracia  integral y pluralista, a mantener el  respeto a la libertad de prensa,    erradicar  la corrupción y el despilfarro. Eso fue parte del  mensaje a la Nación de Jaime Roldós Aguilera aquel 10 de agosto de 1979, ideas que hoy siguen vigentes.

Era viernes. Y a las 10:18 juró cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes  y se convirtió  en el cuadragésimo cuarto presidente de Ecuador. Le han seguido en estas cuatro décadas trece mandatarios,  electos (algunos destituidos), sucesores y   un interino.

La democracia empezaba en crisis y hasta con una oposición directa y frontal, recuerdan quienes fueron parte de ese proceso. Roldós pedía  que el Congreso –hoy Asamblea– no recurriera al obstruccionismo: “No caigamos jamás  en la pugna de los poderes”.

Recibía el país con una economía desequilibrada. Y apenas posesionado debió afrontar  problemas económicos y tomar medidas, unas  no fueron bien recibidas por la ciudadanía.

Pero la mayor crisis  fue la del conflicto armado con Perú en la Cordillera del Cóndor, la guerra de Paquisha.

La primera concentración popular a la que asistieron el presidente y vicepresidente se cumplió cerca de las dos de la tarde en la histórica Plaza de San Francisco, estratégico lugar capitalino que ha sido siempre el lugar favorito para las concentraciones políticas.

Fue la toma de posesión del binomio ante el pueblo. Hubo repique de campanas, música, danzas  y actos de euforia cívica. Habló Roldós, con gran emoción. Agradeció a los manifestantes y al pueblo reiterar su fe en la libertad y la democracia, su adhesión a la causa de los marginados, su decisión de moralizar el país e implementar la justicia.

El 11 de agosto dio su  primera rueda de prensa presidencial, y en casi una  hora  se refirió a la deuda externa, la   corrupción, alza de combustible…, temas que  hoy siguen marcando al país.

Quienes fueron parte del gobierno de Jaime Roldós o eran cercanos a él narran días clave de la transición, ocurrida hace 40 años en Ecuador.

‘Abrimos las puertas a las candidaturas’

Galo García Feraud, quien fue ministro de Educación  de Jaime Roldós, recuerda el entusiasmo con el que vivió, al igual que los demás colaboradores, la  transición a la vida democrática y convencidos de la calidad moral, intelectual y patriótica del gobernante, a quien conoció mucho antes como catedrático y luego se convirtió en su amigo.

García, quien integró una de las tres comisiones designadas por el triunvirato que trabajó de enero a mayo de 1977 como parte del proceso de transición, comenta que el único momento delicado  fue el último día de sesiones: en la noche, en la reunión de despedida recibieron una llamada urgente para que fueran al Palacio de Gobierno.

Su comisión estuvo a cargo de redactar el proyecto de la nueva Constitución. Las otras dos,  de la reforma de la Carta Magna de 1945 y de la ley de partidos, elecciones y referéndum.

“Nos invitaron a una reunión porque habían sabido que nosotros abrimos las puertas a las candidaturas, es decir, no pusimos limitaciones de progenie (…),  los señores impertérritos (pero) no hubo amenazas, simplemente para una reflexión, dijimos por qué era adecuado”, recuerda, y que se respetaron los textos constitucionales pero no las transitorias, luego el triunvirato puso el requisito de la progenie.

‘Al día siguiente ya había oposición’

Hablar del retorno de la democracia al país para Alfredo Negrete, quien fue asesor político de Jaime Roldós, significa recordar un “duro” proceso histórico que vivió en los primeros meses de aquel gobierno.

“Recuerdo cuando estábamos todos los asesores haciendo una evaluación, conversando sobre los proyectos y tomando las políticas adecuadas para una situación propensa”, cuenta Negrete, quien ahora es director del Centro de Estudios Sociopolíticos de la universidad Ecotec.

Dice que las conversaciones que mantenía con Roldós “eran intensas”. Afirma que hablaban desde estrategias y evaluaciones a las oposiciones sociales.

Negrete asegura que, desde el 10 de agosto de 1979,  la posición de Roldós se volvió única, pero también peligrosa.

“Al siguiente día de su mandato ya tenía una oposición directa y frontal, pero  así comenzó a gobernar”, indica y agrega que otra de las adversidades era la crisis económica.

“Roldós, Osvaldo Hurtado y León Febres Cordero tuvieron una tremenda crisis. La democracia inició así y en crisis hay que tomar medidas y no son populares, entonces tuvieron que administrar una difícil situación fiscal y al mismo tiempo la ira popular”, resume Negrete los tres primeros gobiernos de la democracia.

‘Roldós legisló más que  propio parlamento’

Hoy tiene 81 años y en 1979 Ney Barrionuevo Silva fue el subsecretario de Educación y Cultura de Jaime Roldós. En cada una de sus más de 20 obras escritas en estás cuatro décadas Roldós es protagonista o es referido como “un presidente honesto, patriota, de ideas claras y de voz firme para expresarlas”.

Y es que su propia voz se torna enérgica cuando el tema es Roldós, como enérgica fue la defensa del triunfo en las urnas junto a él en 1979, recuerda Barrionuevo, cuando batallaron meses para que se reconozca la victoria del 29 de abril de ese año, donde hubo triunfo sí, pero no festejos; al contrario, hubo tensión por un posible fraude.

Como presidente, y ante   la oposición del Congreso con Assad Bucaram a la cabeza, Roldós creó siete comisiones que elaboraron cerca de 80 proyectos de ley. “Es el presidente Roldós el que legisla más que el propio parlamento de la época”, asegura Barrionuevo, y no vacila en afirmar que en 40 años no vio un  proyecto similar, truncado, dice al borde de las lágrimas, por su asesinato. “Ese día, es el día más desgraciado que ha tenido la República porque truncaron un proyecto, porque mataron a mi presidente”, lamenta  quien tras la muerte de su líder renunció como coordinador de Desarrollo Administrativo de la Presidencia.

‘Jaime Roldós respetó a las instituciones’

León Roldós Aguilera prefiere no definir lo que ocurrió hace 40 años como el retorno a la democracia en el país, sino como el retorno a la institucionalidad, “porque ha habido muchos fraudes contra la democracia en estos cuarenta años”.

Y en ese contexto, recuerda a su hermano, el presidente de entonces Jaime Roldós Aguilera, como un respetuoso a esa institucionalidad y quien lo nombró titular de la Junta Monetaria, lo que en la época era el directorio del Banco Central,  y del Consejo Nacional de Desarrollo.

“Jaime fue  respetuoso de la autonomía del Banco Central; yo tuve discrepancias públicas con el ministro de Finanzas de entonces, Fernando Aspiazu, pero la autonomía del Banco Central fue respetada, así como la del Consejo Nacional de Desarrollo; no existía el autoritarismo que caracterizó a la  última década”, recuerda León Roldós.

Indica que durante el gobierno de su hermano  primaron los informes  del Banco Central, no  las imposiciones. 

Tras la muerte de Jaime Roldós, el Congreso  lo designa vicepresidente de la República,  pese –dice– a la negativa de Osvaldo Hurtado, quien por sucesión se convirtió en presidente. “Tuvimos diferencias, pero creo que hicimos un esfuerzo por conciliarlas…”, sostiene León Roldós.

‘Fue como un hermano mayor, como  un padre’

Cuando habla de Jaime Roldós, su mente se llena de anécdotas. Sonríe y mira al techo. A medio camino de una historia se le viene otra, interrumpe la primera y termina contando las dos. O las tres. Hasta que le llega el momento de recordar ese 24 de mayo de 1981 en que murió el presidente.

Se le hace un nudo en la garganta y la voz se le quiebra. Respira y recobra el hilo de sus experiencias junto a Roldós.

El cargo de Luis Verdesoto fue sociólogo de la Presidencia, el equivalente a asesor o consejero de Gobierno. Llegó a Carondelet a los 24 años; hoy tiene 65 y es vocal del Consejo Nacional Electoral.

“Teníamos una diferencia de edad de unos quince años, por eso es que para mí, más que amigo, fue como un padre o un hermano mayor…”, dice.

El trabajo de Luis Verdesoto consistía en elaborar proyectos de ley o de decretos. Los llevaba al presidente y este tomaba nota de lo que le parecía relevante. Luego los analizaba y decidía si salían o no.

Destaca la sobriedad, la inteligencia y la capacidad de reflexión de Roldós y cuenta las tensiones alrededor de su muerte; especialmente, las generadas por grupos de poder que buscaban mantener su hegemonía o insertarse en el nuevo aparato democrático.

‘Me ofreció ser su ministro de Industrias’

Los recuerdos están intactos en  Rómulo López Sabando de lo que fue ser empresario en dictadura militar y en el regreso a la democracia. Fueron días críticos con intereses de por medio en el que perdió dos industrias, asegura. Visiblemente afectado recuerda no menos de cinco atentados en su contra en la época “de la Fuerza del Cambio, no de Jaime Roldós”. Tomó las riendas de la Cámara de Industrias en julio de 1978 cuando su titular, León Febres Cordero, se lanzó a diputado.

Se reconoce como amigo personal de Roldós desde el colegio e incluso en marzo de 1981, le propuso ser ministro de Industrias. Para aceptar, López le planteó colocar en organismos básicos de la economía a empresarios, lo que este ofreció analizar.

Comenta que desde el inicio Roldós tuvo fuerzas políticas contrarias “muy serias” y confrontaciones, debido a la posición opuesta con su vicepresidente Osvaldo Hurtado, como las 21 bases programáticas impulsadas por este último que, según él, estaban contra el desarrollo económico y generó el rechazó de las cámaras.

López no cree que la muerte de Roldós haya sido un accidente. Cuenta  que debía estar en el  avión, pues Roldós lo invitó a la parada del 24 de mayo del 81, en Quito, para después viajar a Loja, pero se excusó por enfermedad. (I)

Fuente: eluniverso.com