GENERALSALUD

¿Y si el tóxico soy yo?

Mientras hojeaba alguna revista o leía un portal web, de seguro se encontró con títulos como “aprende a eliminar a las personas tóxicas de tu vida” o “cómo sobrevivir a familiares tóxicos”. Y es que las relaciones de amoramigos o fraternales no siempre son las más sanas, pero, ¿todo es culpa de los otros? Ha pensado que existe la posibilidad que seamos nosotros la fuente tóxica que aleja a aquellos con los que interactuamos.

La clave para reconocer a una persona con esas características es que la gente tiende a evitarla. Según el magíster en psicología Octavio Huerta, los ‘tóxicos’ son aquellos que tienen algún conflicto interno “ y que suele proyectarlo a las demás personas al sentirse insatisfecho con su vida”. Pero, ¿cómo reconocerse? Huerta asegura que para descubrirlo “tendríamos que darnos cuenta qué efectos tenemos en las otras personas, cómo reaccionan a nuestra presencia, a nuestras interacciones y si contribuimos a nuestro entorno”.

La psicóloga y catedrática Elba Bermúdez considera que la única manera de dejar de ser tóxico es por iniciativa propia. Ellos “son necios, testarudos y no van a cambiar por las lágrimas o sufrimiento de otras personas. Van a cambiar cuando se den cuenta que son tóxicos”, insiste.

El portal web The Huffington Post identifica a diez tipos de personas tóxicas, entre ellos destacan los perfiles de los envidiosos, chismosos, manipuladores, criticones o arrogantes.

Los escenarios en los que más se evidencia el comportamiento tóxico es en las relaciones de pareja y el trabajo, sostiene el psicólogo Rodolfo Rodríguez. Además, afirma que en base a su experiencia él opina que este problema no conoce de la barrera de los sexos. “No tiene predisposición o exclusividad en una de ellas”.

¿Cómo reivindicarse?

1) Descubre qué origina el sentimiento

Acaba de aceptar que su vida social está siendo destruida por su actitud y quiere remediarla, entonces el primer paso es saber la razón de su comportamiento. La baja autoestima es la gasolina con el que los niveles de toxicidad se elevan, sin embargo, debe existir una chispa que la prenda. Puede ser una situación reciente que lo moleste o un problema que ha arrastrado por años.

2) Aprender a escuchar y no solo oír.

El amigo, familiar o compañero de trabajo con el que estamos conversando merece respeto.

Para que la interacción sea amena ambos deben sentirla agradable, por ende, no busque monopolizar la comunicación.

Además preocúpese pro lo que dice y no cambie de tema apenas termine de hablar.

3) Autoevaluación

Todos tenemos actitudes que son irritantes para los otros, pero se debe analizar las conductas y determinar si estas actitudes son una constante en las relaciones.

Una vez detectadas, entonces se sabrá qué acciones, comentarios o simples gestos se deben evitar para que quienes nos rodean no eviten compartir tiempo con nosotros.

4) Pedir perdón

A veces una palabra, una acción o un simple gesto tiene el poder de herir a quienes nos aprecian. Si luego de la autoevaluación descubrió que lastimó a otros, entonces pida perdón. Pero que no sea una disculpa cualquiera sino que demuestre su intención de cambiar. Solo de esa manera los otros creerán que está arrepentido.

5) Ser empático

Solo quien es capaz de ponerse en los zapatos del otro será una persona con la que los demás busquen compartir.

Aprenda a ser tolerante porque no todos ven los problemas desde su perspectiva ni su opinión tiene que convertirse en regla general. Este último paso será el que le permita recuperar sus relaciones.

Efectos en la salud

Lo que se piensa repercute en el bienestar

Según una investigación de la doctora Carolina Leaf, los pensamientos tóxicos generan estrés y provocan consecuencias en la composición química del cerebro.

En base a este estudio la docente de psicología Elba Bermúdez cree que “si eres tóxica produces ese desbalance en tu cerebro, aceleras el envejecimiento y muerte de sus neuronas, haciendo que en un futuro sufra de alzhéimer temprano o demencia”.

Fuente: expreso.ec