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Alimentos falsos, una alerta ambulante

Ángel recorre de lunes a viernes el centro de Guayaquil. Sube y baja de los buses, como rito. Ofrece a los pasajeros helados de una marca ecuatoriana conocida, que aunque originalmente tienen un valor de $ 0,50, él los oferta atractivamente a mitad de precio. Pero hay un detalle: son falsos.

En el 2014, cuenta, comenzó a trabajar con la empresa Topsy, pero al año siguiente decidió desligarse para vender el mismo tipo de helado, pero esta vez adquirido de forma clandestina. Voceros de esta empresa desconocen la irregularidad. Aseguraron no haber recibido “aún alertas o denuncias sobre presuntas falsificaciones”, pero lo cierto es que Ángel asegura estar haciendo esto hace ya cuatro años. Es que hay un factor que lo atrae: la ganancia de $ 15 a $ 20 que obtiene al día. “Si sigo vendiendo es porque la gente me sigue comprando; usualmente subo a los buses a vender los helados con la indumentaria de la empresa, pero con la heladera forrada y el logotipo pegado, nadie lo nota”.

La falsificación de productos que antes solo apuntaba a piratear costosas marcas de ropa, zapatos y accesorios, de a poco y de forma silente, se toma un nuevo nicho de mercado, el de consumo humano. Como Ángel, hoy varios vendedores ambulantes están comercializando desde agua embotellada, atunes enlatados y productos naturales, hasta bebidas alcohólicas y cigarrillos.

Hace cuatro meses, el caso más llamativo se dio en Guayaquil, con la falsificación de atún enlatado.

Una veintena de cajas del producto con etiqueta falsa aseguraban ser de la marca de Alimentos Real.

La voz de alerta, señala Roberto Aguirre, presidente ejecutivo del Grupo Nirsa, la dio la misma empresa.

“Denunciamos el caso ante la Intendencia del Guayas y la Gobernación.

Fuimos al lugar donde los encontramos (los atunes falsificados) para poder hacer el retiro del producto y su destrucción”, dijo.

La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), de forma interinstitucional con la Intendencia de Policía, la Fiscalía, el Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae) y la Unidad de Delitos Aduaneros y Tributarios (UDAT), han venido actuando en varios operativos que han culminado con el decomiso de productos ilícitos.

Arcsa menciona que en lo que va del año, en el país se han detectado y decomisado un total de 254.161 productos irregulares, entre alimentos procesados, medicamentos y productos naturales, una cifra que ya supera con creces lo que se consiguió en todo el 2018 (147.770).

No obstante, pese a estar remando en el mercado negro de las falsificaciones, las autoridades no pudieron determinar con exactitud cuántos de estos ítems caen en esta irregularidad, pues la cifra incluye “productos sin Registro o Notificación Sanitaria, caducados, falsificados o con alguna adulteración”, según se explicó.

Identificarlos en el mercado y registrarlos como falsos, dice Nayid Lara, el intendente general de Policía del Guayas, no es tarea fácil; esto por el estudio y el análisis al que deben someterse.

Aunque hay productos que contienen etiquetas sospechosas, advierte, no todos demuestran a simple vista ser una copia de marcas reales.

Hay oferta, agrega, que puede ser adulterada, sin necesidad de ser falsa.

Allí menciona la procedencia legal de un producto, pero que llega a sufrir alteraciones en su presentación o contenido.

“Cuando se sustituyen vitaminas por otras sustancias o componentes, por ejemplo.

Eso afecta el valor nutricional y la calidad. Pero un producto falso es otra cosa, es cuando el objetivo es engañar al consumidor”.

La forma en cómo estos productos irregulares se distribuyen en las tiendas, también es una dificultad.

“El día del decomiso de atún falso se tuvo que revisar de tienda en tienda, para encontrar de 5 en 5 unidades en cada lugar.

El negocio de ellos (de los falsificadores) es distribuirlos en pequeñas proporciones o cantidades para mezclarlos con productos originales, y así ir induciendo al engaño”, dijo.

El tema, admite Lara, es preocupante, pues este negocio ilícito “no solo afecta a la imagen de las empresas afectadas sino que representa una gran pérdida económica. Y lo más importante, es un peligro para la salud de las personas”.

En lo que va de este año, la Intendencia del Guayas ha realizado 870 operativos destinados a la identificación de productos, que se han generado por denuncias o controles rutinarios. Lara hace un llamado a los empresarios a ayudar a monitorear el mercado.

“Las empresas que detectan que están alterando su producto tienen la obligación legal de denunciar.

La ciudadanía muchas veces no los identifica”.

Esta irregularidad ha llevado a que algunas empresas tomen precauciones para evitar la falsificación.

En el caso de Topsy, sus helados llevan grabada la marca en los palitos (los productos que vende Ángel, no la tienen); atún Real, por su parte, sigue migrando progresivamente a un sistema de latas litografiadas (impresas), que reemplaza así a las etiquetas de papel, como las que llevan ciertos productos falsificados, que tampoco tienen la palabra Real ni otro indicativo de la marca de la tapa.

254.161 productos irregulares se han detectado hasta la fecha, según Arcsa. La estadística incluye alimentos falsificados.

LA SANCIÓN

El Código Orgánico Penal impone en el Art. 216, de 3 a 5 años de cárcel para quien altere y venda (bajo riesgos), alimentos o medicamentos para el consumo humano.

Nayid Lara, intendente general de Policía del Guayas

“La falsificación antes no se veía en alimentos, pero últimamente se ha convertido en un secreto a voces.

Y con efectos que pueden ser importantes”.

“La salud de las personas está en juego”

Cuando hay una mala práctica de manufactura y se desconoce el origen de los ingredientes y hábitos higiénicos del manipulador, no hay garantías.

Los consumidores se exponen a infecciones provocadas por bacterias como salmonelosis o gastroenteritis, así lo afirma Kristel Agurto, ingeniera en Alimentos.

En el caso específico de productos a base de lácteos, se debe prestar mucha atención a las irregularidades en las normas técnicas y los parámetros de control; al ser irregulares “nadie se percata de si la leche está pasteurizada, fermentada o se cortó”, añadió.

Condiciones de un producto que sobre todo llega a afectar a las mujeres embarazadas. (I)

Fuente: expreso.ec